lunes, 6 de diciembre de 2010

La cagas...

Y apareció entre las luces blanquecinas. En ese momento estaba ilusionada, pensaba que algo bueno sucedería, pero estaba equivocada.
¿Y para que volvió si solo trajo una sombra oscura para tapar la luz propia que me había creado desde que se fue?
Vivía feliz en mi ignorancia, sin saber que pensar. Me había acostumbrado y creído mis propias mentiras. Estaba acostumbrándome a vivir con ese dolor que poco a poco iba desapareciendo. Pero otra vez, a resurgido desde el baúl de los recuerdos, (¡¡que no quiero recordar!!) ese que tengo bajo llave en el fondo del armario.
Me tocas las narices... Me haces abrirla inconscientemente y con ello mi ignorancia y felicidad desvanecen. ¿No lo entiendes? Siempre que apareces la cagas y me haces más daño... Un daño que no puedo esquivar, uno que prometí 100 veces que no me dolería más y 100 veces que rompí la promesa.
Desaparece, al menos hasta que pueda evitar que puedas controlarme con tanta facilidad...

1 comentario:

  1. Hola Lara.

    Soy un gran admirador tuyo y me alegra volverte a ver escribir algo por aquí.

    Solo hay una palabra que me sale cuando leo tus escritos: "Genial"

    Te expresas perfectamente y con esas palabras transmites aquello que sientes.

    No sé a que vendrá esta última entrada, pero te deseo lo mejor.

    Att: Evans

    ResponderEliminar